De acuerdo con la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL), 3 de cada 4 habitantes de ciudades industrializadas tienen algún grado de pérdida auditiva como consecuencia de la exposición prolongada a sonidos de alta intensidad, lo que se conoce como hipoacusia. Los principales focos de esos sonidos son el tráfico, las obras, los transportes como el avión o el tren, los conciertos y discotecas, y uno relativamente nuevo: los auriculares.
Hoy en día, el uso de auriculares para escuchar música, podcasts o audiolibros es la actividad diaria más popular entre la población universitaria, lo que está propiciando que la pérdida auditiva asociada a la edad aparezca más pronto, adelantando su llegada en dos décadas. Las lesiones auditivas producidas por el abuso de auriculares pueden generarse tanto por su uso prolongado en el tiempo como por el volumen del sonido. El nivel de ruido máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para garantizar una buena salud y bienestar es de 65 decibelios (dB), mientras que cuando la exposición es superior a 85 dB hay riesgo de pérdida auditiva. La prevención es la única forma de evitar este tipo de lesiones, por lo que los expertos advierten de la importancia de concienciarse sobre el peligro de abusar de los auriculares.
El uso de auriculares para escuchar música, podcasts o audiolibros es la actividad diaria más popular entre la población universitaria, lo que está propiciando que la pérdida auditiva asociada a la edad llegue a edades más tempranas.
Pérdida prematura de audición
La pérdida de audición a edades tempranas, además de la propia limitación en la comunicación, puede conllevar otros efectos negativos sobre la salud. Puede generar estrés y problemas psicológicos, deteriorar la memoria, dificultar el aprendizaje al disminuir la capacidad de atención y de concentración, además de producir alteraciones en el sueño.
Al principio, la pérdida de audición puede ser temporal, durando minutos u horas. En este caso se habla de fatiga auditiva. Así, en una primera fase, la pérdida auditiva es moderada, afecta solo a frecuencias agudas y se puede revertir. Sin embargo, si la exposición al ruido es repetitiva, la lesión del oído interno puede cronificarse y producir una pérdida auditiva irreversible, afectando también a las frecuencias medias y bajas. Se convierte entonces en una sordera permanente y puede llegar a ser severa.
La sordera permanente inducida por el ruido, también llamada traumatismo auditivo crónico, es la pérdida de capacidad auditiva crónica y acumulativa que se desarrolla de forma gradual a lo largo de los años. Es la consecuencia de la exposición a niveles perjudiciales de ruido ambiental de intensidad relativamente alta. El abuso de los auriculares a edades tempranas es un importante potenciador del riesgo a padecerla.
Consejos a la hora de usar auriculares:
- No aumentar el volumen por encima del estándar de salida automático con el encendido, que es menor de 85 dB.
- Optar por auriculares de tipo cascos antes que de botón, ya que estos últimos, al ser más invasivos, son más perjudiciales.
- Acudir al especialista al primer síntoma, que suelen ser zumbidos (acúfenos).
- Usar reproductores con sonómetro o aplicaciones que ayuden a controlar tanto el volumen como el tiempo de uso de los auriculares.
- Seguir el método conocido como 60-60: hacer uso de los auriculares durante 60 minutos diarios como máximo, y no superar el 60 % de su capacidad de volumen.