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Emociones y salud bucodental. Amigos íntimos

Ya conocíamos la influencia que tiene el bienestar psicológico en la salud general. Ahora, odontólogos y psiquiatras establecen la relación entre las emociones y el deterioro de la salud bucodental. Incluso determinan que la salud oral no se escapa de esta capacidad que tenemos para regular las emociones.

Los sentimientos de incertidumbre o de angustia nos van menguando el equilibrio emocional y en definitiva nuestra salud. Las emociones que se desencadenan a consecuencia de nuestras decisiones y de la interacción con los otros nos pueden llevar a desatender nuestra salud oral. Uno de los efectos de esta desatención puede ser la aparición de la enfermedad periodontal o incluso, la pérdida de piezas dentales.

Como las emociones afectan a la salud bucodental

Estrés y ansiedad

Sentir estrés ante situaciones de «riesgo» es normal entre los seres humanos. Es más, este estrés momentáneo nos ayuda a reaccionar y a ser más productivos en determinados momentos. El problema surge cuando este se prolonga en el tiempo. Si no somos capaces de controlarlo puede derivar en ansiedad, una patología que puede llegar a ser incapacitante y menguar la calidad de vida de quien la sufre.

Este bruxismo también se asocia a las malas posturas adquiridas por el teletrabajo y por el estado de alerta continuado que nos generan las medidas de seguridad anticovid-19. Una mala postura durante el día puede provocar que apretemos los dientes mientras dormimos; cuanto más relajado esté nuestro cuerpo, menos tensión tendremos en la mandíbula.

La ansiedad y el estrés, provocados por el miedo a la COVID-19, están haciendo que muchas personas aprieten y rechinen los dientes de manera inconsciente. El bruxismo, que es como se conoce este trastorno, es uno de los principales factores responsables del incremento detectado en fracturas dentales durante el 2020.

XF recomienda: Utiliza técnicas de relajación para controlar las emociones y así mejorar tu salud bucodental.

Así mismo, si eres fumador es muy probable que durante periodos de estrés aumentes el consumo de cigarrillos, lo cual eleva el riesgo de que aparezcan enfermedades en tus encías y de cáncer oral.

Depresión

Cuando estás deprimido puedes perder todo interés por el cuidado personal e incluso, puedes dejar de atender aspectos que te ayudan a conservar tu salud oral como es mantener una buena higiene dental.

Se ha comprobado que, en muchos casos, el paciente depresivo lleva una dieta inadecuada, abandona sus revisiones odontológicas y, en definitiva, entra en un ciclo de descuido oral. Además, los efectos secundarios de los antidepresivos incrementan el riesgo de caries y de enfermedad periodontal, puesto que provocan una disminución en la producción de saliva.

Disconformidad con los dientes

La sonrisa es una gran carta de presentación personal. Unos dientes mal alineados, con caries o manchados, o la falta de piezas dentales pueden incidir en el bienestar emocional.

Los principales efectos ante la pérdida dentaria, especialmente si faltan los incisivos o los colmillos, son una baja autoestima y la insatisfacción del aspecto físico personal. Esto puede llevar hasta el punto de que algunas personas eviten el contacto social, salgan poco de casa y hablen lo mínimo posible, demostrando ansiedad y timidez.

Falta de autoestima ligada a trastornos alimentarios

Los trastornos alimentarios son una patología multifactorial compleja, que se relaciona con una alteración en los hábitos alimentarios y que afecta sobre todo a los jóvenes.

Un trastorno alimentario como la bulimia nerviosa no solo lleva complicaciones a nivel sistémico, sino que también afecta directamente al estado de los dientes, por el hecho que cada vez que se induce el vómito se devuelven zumos gástricos a la cavidad oral, que son altamente ácidos, y debilitan el esmalte.

Miedo a la consulta odontológica

Los motivos principales de este temor son el pánico a las agujas, miedo al dolor y rechazo a los olores y ruidos de la clínica dental. A veces puede ser debida a una mala experiencia pasada, pero en otros casos es irracional, como el pánico a volar en avión.

Más que emociones para mantener una buena salud bucodental

Aparte de los desequilibrios emocionales ya mencionados, hay otros factores de riesgo modificables que condicionan directamente la salud oral.

  • El tabaquismo es el más importante por su relación directa en la destrucción del tejido periodontal y porque perjudica la cicatrización y la respuesta al tratamiento antiinflamatorio.
  • Una mala alimentación. Una dieta rica en carbohidratos, el momento en el cual consumimos estos azúcares y la frecuencia influyen directamente en el aumento de la probabilidad del desarrollo de las caries.
  • Una higiene bucal deficiente. Limpiarse bien los dientes es un hábito que se adquiere desde la infancia. Tener una buena técnica y utilizar los productos de higiene o tratamiento adecuados es fundamental para mantener una boca sana.
  • Saltarse las visitas anuales al dentista. La revisión odontológica permite detectar problemas menores a tiempo, evitando así la pérdida de piezas dentarias, endodoncias o movilidad de dientes.

Superar el miedo al dentista

Uno de los motivos para no ir al dentista a hacer las revisiones recomendadas es la ansiedad que genera solo el hecho de pensar que tienes que ir. La ansiedad frente al dentista es más frecuente de lo que te piensas. En la última encuesta nacional, el 15% de los españoles manifestó sentir miedo o ansiedad ante este profesional. Para superar estas emociones y así mantener una buena salud bucodental, la Fundación Dental Española y el Consejo de Dentistas recomiendan:

  1. Encontrar un dentista comprensivo. Puedes preguntarle a tus amigos y conocidos o buscar específicamente un profesional que se especialice en pacientes con ansiedad.
  2. Visitar la clínica antes de la primera consulta y mirar cómo es el ambiente. También puedes informarles de tu ansiedad o fobia para que lo tengan en cuenta en tus futuras visitas
  3. Elegir una cita a primera hora de la mañana. Así tendrás menos tiempo para pensar en tu fobia e ir acumulando ansiedad durante el día.
  4. No llegar antes de tiempo a la cita para no tener que esperar en la clínica. En la sala de espera puedes sentirte más ansioso ante los sonidos y olores.
  5. Planificar una primera cita “sencilla” como puede ser una revisión o una limpieza. De este modo puedes conocer algo más a tu dentista en una visita totalmente libre de ansiedad. Cuando te sientas más cómodo puedes realizar tratamientos más complicados.
  6. Acordar una señal para avisar que no se está a gusto. Puedes pactar con tu dentista una señal concreta para indicarle que necesitas un descanso y quieres que pare.
  7. Traer música propia para relajarse y distraerse. El tiempo pasará mucho más rápido y probablemente no oirás tanto los sonidos que te generan ansiedad.
  8. Finalmente, si se sufre una fobia grave, explorar la posibilidad de sedación. Hoy en día es posible hacer tratamientos dentales totalmente sin dolor.

Técnicas de higiene dental

Como hemos visto anteriormente las emociones juegan un papel importante en nuestra salud bucodental, a pesar de ello, uno de los factores principales que debemos tener en cuenta es como realizamos la higiene bucal diaria.

Para mantener una boca sana, hay que hacer un buen cepillado, seguido de una limpieza interdental cuidadosa y acabando la higiene con un colutorio bucal específico.

Si quieres saber cómo puedes mejorar la técnica puedes ampliar la información a nuestra infografía o ver este video.

Cepillos en tiempos de Covid-19

Una vez finalizado el cepillado, es necesario proceder a la correcta limpieza del cepillo con agua abundante para retirar los restos de pasta dentífrica y de residuos de alimentos. No olvidemos que el cepillo puede ser una fuente de bacterias, virus y hongos por lo que tenemos que mantenerlo siempre limpio. La humedad en el cepillo favorece el crecimiento de bacterias y de hongos. Por eso, después de usarlo es conveniente secarlo bien. Sujetando el cepillo por el mango, se tiene que hacer girar a derecha e izquierda a fin de expulsar el máximo de agua que haya quedado en el cepillo. Una vez sacudido, el cepillo debe colocarse con el cabezal hacia arriba para que los restos de humedad se escurran hacia el mango y no al revés.

No conviene nunca dejar el cepillo destapado, en el baño, cerca del lavabo o del sanitario. Las bacterias y virus quedan en el ambiente y se depositan en los cepillos de dientes. Por eso, lo ideal es no tener los cepillos a la vista, sino guardados en un armario. En cualquier caso, siempre tienen que estar alejados al menos 1 metro del sanitario y del lavabo.

Se recomienda separar los cepillos de forma que los cabezales no se toquen y se puedan transmitir bacterias, virus y hongos de un cepillo a otro.

Si estás sufriendo la covid-19, aunque seas asintomático, tienes que saber que el coronavirus está presente en tu saliva. Por eso, se recomienda desinfectar el cabezal del cepillo después de cada uso. Puedes utilizar una solución de povidona yodada diluida al 0.2%, a menos que tengas alergia al yodo. En este caso, una buena alternativa es usar agua oxigenada diluida al 1%. Para la desinfección, hay que sumergir el cabezal del cepillo en la solución y dejarlo 1 minuto.

Colutorios en tiempos de Covid-19

Estudios recientes avalan la eficacia de un colutorio bucal con CPC, cloruro de cetilpiridinio, para disminuir la carga viral de la covid-19 en la saliva.

El CPC es una fórmula molecular soluble en alcohol y en soluciones acuosas, y puede actuar como detergente y antiséptico. No es corrosivo ni oxidante y se ha demostrado su capacidad de desestabilizar la membrana que tienen virus como el coronavirus, imprescindible para reconocer las células e infectarlas

Podrás encontrar colutorios con este componente en laboratorios como DENTAID o PHB.

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