El mareo es un término amplio que abarca varias sensaciones, incluidas las de desvanecimiento, aturdimiento, pérdida de equilibrio, visión borrosa o flotación. No es un trastorno en sí, sino que puede deberse a múltiples causas: desde un viaje en tren o barco u otras causas orgánicas. Los problemas de circulación pueden causar mareos, ya sea por una mala circulación sanguínea o por un descenso de la presión arterial. La baja concentración de hierro en sangre (anemia), los niveles bajos de glucosa en sangre (hipoglucemia), el aumento de la temperatura corporal por encima de lo normal (hipertermia) o la deshidratación, así como la ingesta de ciertos medicamentos (antidepresivos, tranquilizantes…), pueden ser también causantes de mareo. En todos estos casos, cuando se da un mareo, lo que se produce es una falta momentánea de riego sanguíneo en la zona del cerebro, es decir, un breve lapso de tiempo en el que el cerebro no recibe sangre suficiente, lo que provoca que deje de funcionar normalmente durante unos segundos, hasta que la sangre llega de nuevo.
Por otro lado, también pueden provocar mareos ciertas afecciones neurológicas que producen una pérdida progresiva del equilibrio. En este caso, se habla de vértigo. Es importante diferenciar entre el mareo y el vértigo, ya que tienen orígenes distintos: el primero es fisiológico y el segundo, neurológico.
Analizar cómo uno se siente con los mareos, cuánto duran y los desencadenantes que los originan puede ayudar a identificar las causas que los provocan.
¿En qué se diferencian vértigo y mareo?
El vértigo es la percepción de que el entorno o el propio cuerpo dan vueltas, a veces con la sensación subjetiva de caer al vacío. El mareo, en cambio, a menudo es provocado por una falta momentánea de riego sanguíneo (un breve lapso de tiempo en el que el cerebro no recibe suficiente sangre), no comporta ilusión de movimiento y desaparece sin tratamiento.
Mientras que el mareo es una reacción fisiológica, el vértigo responde a una alteración del sistema nervioso. El doctor Pablo Ortiz, jefe del Servicio de Otorrinolaringología y Patología Cérvico-Facial del Hospital La Milagrosa de Madrid, expone que hay dos tipos de vértigos: los periféricos, que afectan al sistema vestibular del oído interno, y los centrales, que son los que inciden en el cerebro. Los primeros deben ser tratados por especialistas en otorrinolaringología y, los segundos, por neurólogos. Los mareos, en cambio, pueden ser abordados por muchos otros especialistas según sea su origen.
Pese a que se llama vértigo al conjunto de reacciones que acompañan la fobia a las alturas, ese vértigo es en realidad un mareo fisiológico (por lo que su origen no está en el sistema nervioso), y no debería llamarse así.
¿Cuándo acudir al médico?
Un mareo ocasional no debe preocupar si puede asociarse a una circunstancia momentánea, por ejemplo, un cambio rápido de postura o haber pasado varias horas sin comer. En cambio, se debe consultar a un médico si el mareo presenta una o varias de las siguientes características:
- Es recurrente.
- No se asocia a ninguna circunstancia conocida.
- Se acompaña de dolor de cabeza intenso.
- Aparece con dolor en el pecho, arritmias o dificultad para respirar.
- Culmina en pérdida de conocimiento.
- Conlleva visión doble.
- Se acompaña de convulsiones o vómitos.
- Implica dificultades para hablar u oír.
- Supone tropiezos o dificultad para andar.
- Hay entumecimiento, parálisis de las extremidades o un rictus extraño en la cara.
En cuanto al vértigo, debe comunicarse al médico siempre que aparezca ya que, en general, tiene más probabilidades de estar asociado a un problema que requiere tratamiento médico.
El mareo por ansiedad
Las personas que padecen ansiedad, ya sea de forma puntual o habitual, pueden experimentar mareos. Quienes los sufren sin una “causa aparente” a menudo creen que el mareo indica algo grave y acuden a urgencias con miedo, otras personas temen desmayarse en lugares inapropiados o poco seguros, y otras tienen que interrumpir la tarea que estaban realizando (por ejemplo, hablar en público). Sin embargo, el mareo por ansiedad solo está relacionado con la propia ansiedad, y no revela otras enfermedades.
La mejor manera de afrontar el mareo por ansiedad es gestionarlo mediante técnicas de relajación u otros recursos contra la ansiedad, y recordar que, pese a ser muy desagradable, no es peligroso.
Vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB)
Es el tipo de vértigo más común de origen otológico. Se origina por una alteración en el oído interno. El oído interno posee unos tubos llenos de líquido, llamados canales semicirculares. Estos son muy sensibles a cualquier movimiento. El movimiento del líquido en el tubo le indica al cerebro la posición del cuerpo y esto ayuda a mantener el equilibrio. El VPPB se presenta por el desplazamiento de cristales de calcio denominados canalículos, que se desprenden y flotan por los canales. Esto envía al cerebro mensajes confusos sobre la posición del cuerpo.
Los síntomas más característicos son la presencia de nistagmo (movimiento incontrolable e involuntario de los ojos) provocado por la maniobra de Dix-Hallpike (basada en leves movimientos craneales realizada por el propio médico), y la ausencia de otras alteracions como hipoacusia y acúfenos. Puede acompañarse de náuseas y vómitos. Para su tratamiento se puede realizar un procedimiento llamado maniobra de Epley o reposicionamiento canalicular. Consiste en realizar una serie de movimientos de la cabeza para mover a una nueva ubicación los canalículos en del oído interno.